HERMOSO POEMA DE M. BENEDETTI

No me digas que soy viejo,viejo es el sol, vieja es la lunay las estrellas, yo no soy viejo ,viejo es el mar,son viejos los ríos y es vieja la tierra. No me digas que soy viejo,no hace tanto fui un niñoque jugaba en el patioy aprendía en la escuelay he sido joveny mi piel era suave, y mi mirada inquieta,y he reído y he llorado,y conocí el amor,y escribí algún poemay aunque mi frente tiene arrugasy aunque mis manos ahora tiemblan,aún sueño despierto y mi corazón sigue siendo el que era.No me digas que soy viejo,que tengo las mismas ganas,aunque a veces me fallen las fuerzasque sigo besando a la vida,aunque a veces me de mucha penaver como han pasado los añosy no me he dado ni cuenta.

Alzheimer. !!!!!!!!!

Si alguna vez olvido quien soy… Ven y llévame al mar para que me funda en su azul… Dile a la luna llena que necesito verla… Y a las estrellas que vigilen, que no me apague… Recuérdame cada intento… Para que recuerde que fui capaz… Enséñame montañas, sonrisas y nubes… Y dime que me esperan… Tararéame bajito y balancea mi cintura para que la música regrese a mis pulmones… Susúrrame un «te quiero» para que mi corazón recuerde lo que es latir… Dime que los sueños son más reales que la realidad y que me esperas allí para demostrármelo… Tráeme lluvias y tormentas para poder resguardarme en casa… Inventa fantasías que hagan temblar mi piel… Abre puertas que resuciten mi alma y me devuelvan la fe… Átame a tu abrazo y no me dejes escapar… Mírame a los ojos para que los tuyos griten mi nombre y me reconozca de nuevo… Y hazme saber que el amanecer no amanece sin mi despertar… Si alguna vez olvido quien soy…Por favor…No lo olvides tu…”

NUNCA LO OLVIDEZ !!!!!!

Un hijo llevó a su padre a un restaurante para disfrutar de una deliciosa cena. Su padre ya era bastante anciano, y por lo tanto, un poco débil también. Mientras comía, un poco de los alimentos caía de cuando en cuando sobre su camisa y su pantalón. Los demás comensales observaban al anciano con sus rostros distorsionados por el disgusto, pero su hijo permanecía en total calma.Una vez que ambos terminaron de comer, el hijo, sin mostrarse ni remotamente avergonzado, ayudó con absoluta tranquilidad a su padre y lo llevó al sanitario. Limpió las sobras de comida de su arrugado rostro, e intentó lavar las manchas de comida de su ropa; amorosamente peinó su cabello gris y finalmente le acomodó los anteojos.Al salir del sanitario, un profundo silencio reinaba en el restaurante. Nadie podía entender cómo es que alguien podía hacer el ridículo de tal manera. El hijo se dispuso a pagar la cuenta, pero antes de partir, un hombre, también de avanzada edad, se levantó de entre los comensales, y le preguntó al hijo del anciano: “¿No te parece que has dejado algo aquí? “El joven respondió: “No, no he dejado nada”. Entonces el extraño le dijo: ”Sí has dejado algo! ¡Haz dejado aquí una lección para cada hijo, y una esperanza para cada padre!” El restaurante entero estaba tan silencioso, que se podía escuchar caer un alfiler.Uno de los mayores honores que existen, es poder cuidar de aquellos adultos mayores que alguna vez nos cuidaron también. Nuestros padres, y todos esos ancianos que sacrificaron sus vidas, con todo su tiempo, dinero y esfuerzo por nosotros, merecen nuestro máximo respeto.

LECCION DE VIDA !!!!!!

UNA DULCE LECCIÓN DE PACIENCIA. Para reflexionar….Tendrás paciencia para leerlo…?Cuentan que un taxista de Nueva York llegó a la dirección y tocó el claxon. Después de esperar unos minutos volvió a tocar el claxon. Como esa iba a ser la última carrera de su turno, pensó en marcharse, pero en su lugar, estacionó el automóvil y caminó hacia la puerta y llamó… «Un minuto», respondió una fragil voz de anciana. El taxista oyó algo que se arrastraba a través de la puerta.Después de una larga pausa, la puerta se abrió. Una pequeña mujer de unos 90 años estaba de pie ante el taxista. Llevaba un vestido estampado y un sombrero con un pequeño velo, como alguien sacado de las películas de los años 40.A su lado había una pequeña maleta de nylon. El apartamento parecía que no había sido habitado durante años. Los muebles estaban cubiertos con sábanas.No había relojes en las paredes, ningún chisme ni utensilio en los mostradores. En el rincón había una caja de cartón llena de fotos y cristalería.»¿Sería tan amable de llevarme la maleta al coche?», dijo. El taxista llevó la maleta al taxi y regresó para ayudar a la anciana.Ella se agarró a su brazo y lentamente caminaron hacia la acera.La anciana no paraba de agradecer la amabilidad del taxista. «No es nada», le dijo «Solo intento tratar a mis clientes del modo en que me gustaría que trataran a mi madre».»Oh, usted es un buen muchacho», dijo ella. Cuando se metieron en el taxi, ella le dio una dirección y entonces le preguntó al taxista: «¿Le importaría llevarme por el centro?»»No es el camino más corto», respondió rápidamente el taxista.»Oh, no me importa», dijo ella, «No tengo ninguna prisa. Voy de camino a un hospicio».El taxista miró por el retrovisor. Los ojos de la anciana brillaban. «No me queda familia ninguna», prosiguió con una suave voz. «El médico dice que no me queda mucho tiempo.» El taxista extendió el brazo lentamente y paró el taxímetro.»¿Qué ruta quiere que tome?», preguntó.Durante las siguientes dos horas, dieron vueltas por la ciudad. Ella le enseñó al taxista el edificio donde años atrás había trabajado de ascensorista.Pasaron por el barrio donde ella y su esposo había vivido de recién casados. La anciana le hizo parar frente a un almacén de muebles que una vez había sido un salón de baile en el que ella había bailado de niña.Algunas veces, la anciana le pedía que aminorara la marcha enfrente de algún edificio o esquina en concreto y se sentaba mirando fijamente en la oscuridad sin decir nada.Cuando el primer esbozo de los rayos de sol aparecían por el horizonte, ella dijo de repente: «Estoy cansada. Vámonos ya».El taxista condujo en silencio hacia la dirección que ella le había dado. Era una edificio bajo, como un pequeño sanatorio, con una camino de entrada que pasaba por debajo de un pórtico.Dos camilleros salieron tan pronto como paramos. Eran solícitos y resueltos, observando cada movimiento de ella. Debían de haber estado esperándola.El taxista abrió el maletero y llevó la maletita hasta la puerta. La mujer ya estaba sentada en una silla de ruedas.»¿Qué le debo?», preguntó buscando en el monedero.»Nada», dijo el taxista.»Por favor, tiene que ganarse la vida», respondió ella.»Hay más clientes», respondió el taxista.Casi sin pensar, el taxista se inclinó y le dio un abrazo. Ella se abrazó a el fuertemente.»Usted ha dado a una vieja un pequeño momento de alegría», dijo ella. «Gracias».El taxista caminó hacia la tenue luz de la mañana… Detrás de él se cerró una puerta. Fue el sonido del cierre de una vida.El taxista no recogió ningún cliente más en aquel turno. Condujo sin dirección alguna sumido en sus pensamientos. Durante el resto de aquel día, apenas pudo hablar. ¿Qué hubiera ocurrido si a aquella señora le hubiese tocado un taxista furioso o impaciente por terminar el turno? ¿Qué hubiera ocurrido si él se hubiera negado a hacer la carrera o si solo hubiese tocado el claxon una vez y se hubiera marchado?Entonces pensó que no había hecho nada más importante que aquello en su vida.Estamos condicionados a pensar que nuestras vidas giran alrededor de grandes momentos.Pero los grandes momentos muchas veces nos pillan desprevenidos y por sorpresa, envueltos maravillosamente en lo que otras personas considerarían un momento sin importancia.

EL CEREBRO DE UNA PERSONA MAYOR

El director de la Facultad de Medicina de la Universidad George Washington sostiene que el cerebro de una persona mayor es mucho más plástico de lo que comúnmente se cree. A esta edad, la interacción de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro se vuelve armoniosa, lo que amplía nuestras posibilidades creativas. Es por eso que entre las personas mayores de 60 años se pueden encontrar muchas personalidades que acaban de iniciar sus actividades creativas. Por supuesto, el cerebro ya no es tan rápido como en la juventud. Sin embargo, gana en flexibilidad. Por eso, con la edad, es más probable que tomemos las decisiones correctas y estamos menos expuestos a las emociones negativas. El pico de la actividad intelectual humana ocurre alrededor de los 70 años, cuando el cerebro comienza a funcionar con toda su fuerza. Con el tiempo, aumenta la cantidad de mielina en el cerebro, sustancia que facilita el paso rápido de señales entre neuronas. Debido a esto, las habilidades intelectuales se incrementan en un 300% en comparación con la media. Y el pico de producción activa de esta sustancia cae entre los 60 y 80 años de edad. También es interesante el hecho de que después de 60 años, una persona puede usar 2 hemisferios al mismo tiempo. Esto le permite resolver problemas mucho más complejos. El profesor Monchi Uri de la Universidad de Montreal cree que el cerebro de una persona mayor elige el camino que consume menos energía, corta lo innecesario y deja solo las opciones correctas para resolver el problema. Se realizó un estudio en el que participaron diferentes grupos de edad. Los jóvenes se confundieron mucho al pasar las pruebas, mientras que los mayores de 60 años tomaron las decisiones correctas. Ahora veamos las características del cerebro a la edad de 60 a 80 años. Son realmente color de rosa.CARACTERÍSTICAS DEL CEREBRO DE UNA PERSONA MAYOR. 1. Las neuronas del cerebro no mueren, como dicen todos los que las rodean. Las conexiones entre ellos simplemente desaparecen si una persona no se dedica al trabajo mental. 2. La distracción y el olvido aparecen por sobreabundancia de información. Por lo tanto, no es necesario que concentre toda su vida en nimiedades innecesarias. 3. A partir de los 60 años, una persona, al tomar decisiones, no usa un hemisferio al mismo tiempo, como los jóvenes, sino ambos.4. Conclusión: si una persona lleva un estilo de vida saludable, se mueve, tiene una actividad física factible y tiene plena actividad mental, las habilidades intelectuales NO disminuyen con la edad, solo CRECEN, alcanzando un pico a la edad de 80-90 años. Así que no le tengas miedo a la vejez. Esfuércese por desarrollarse intelectualmente. ¡Aprenda nuevas manualidades, haga música, aprenda a tocar instrumentos musicales, pinte cuadros! ¡Baile! Interésate por la vida, conoce y comunícate con amigos, haz planes para el futuro, viaja lo mejor que puedas. No olvides ir a tiendas, cafés, conciertos. No te encierres solo, es destructivo para cualquier persona. Viva con el pensamiento: ¡todas las cosas buenas todavía están por delante de mí!👀 ¡Información! Un gran estudio en los Estados Unidos encontró que: ▪ La edad más productiva de una persona es de 60 a 70 años; ▪ La 2da etapa humana más productiva es la edad de 70 a 80 años; ▪ 3ª etapa más productiva – 50 y 60 años. ▪ Antes de eso, la persona aún no ha alcanzado su punto máximo. ▪La edad media de los premios Nobel es de 62 años; ▪La edad promedio de los presidentes de las 100 empresas más grandes del mundo es de 63 años; ▪ La edad promedio de los pastores en las 100 iglesias más grandes de los Estados Unidos es de 71 años; ▪La edad promedio de los papás es de 76 años. ▪ Esto confirma que los mejores y más productivos años de una persona son entre los 60 y los 80 años. ▪Este estudio fue publicado por un equipo de médicos y psicólogos en el NEW ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE. ▪ Descubrieron que a los 60 años alcanzas la cima de tu potencial emocional y mental, y esto continúa hasta los 80. ▪ Por tanto, si tienes 60, 70 u 80 años, estás en el mejor nivel de tu vida.